En el contexto de Bitcoin, se refiere a la tenencia y gestión de claves privadas que permiten controlar los bitcoins. La custodia de BTC puede garantizarse de dos formas: personalmente por el usuario, que conserva las claves privadas necesarias para acceder a sus bitcoins (lo que se conoce como «autocustodia»), o por un tercero, como una plataforma de intercambio, donde la empresa conserva las claves privadas y gestiona los bitcoins en nombre del usuario. Esta última opción es más arriesgada que la autocustodia, ya que expone los fondos del usuario a los riesgos de piratería informática, quiebra o comportamiento fraudulento por parte del gestor.
► En francés se utiliza generalmente el término inglés «custody». También podría traducirse como «garde».